HUELLAS DEL SILENCIO
HUELLAS DEL SILENCIO
A veces no puedo decir másSe me acaba el tiempo y mis palabras se van mientras queda solo el silencio
Un silencio que es noche que olvida la luz en la soledad del cuarto oscuro
Un silencio que recuerda solamente
el ruido del patio cuando me quedaba intensamente a solas en los primeros años
con mi carro de madera.
Entonces se pone todo como si fuera de noche
y divagan mis sentidos explicando un te amo o la ausencia de ti
o la melancolía de la soledad sin explicaciones
o la impotencia o el ocaso de otro día.
La ausencia de la vida con el implacable tiempo que se va
Desde otro nacimiento hasta la frivolidad de la temperatura de la sangre
esperando la muerte.
Vuelvo a solas y en silencio
a tratar de olvidar una justificación para mentir
mientras mis ojos lloran la distancia de no tenerte esta noche conmigo
y mis manos se despiden tocando otro vaso en el que se acaba otro café.
Contengo la respiración y solo me queda lo que puedo ver
para comenzar otra vez a mirarlo
hacerlo desde el comienzo o volverlo a hacer.
En el sentido mas simple solo hay luz u obscuridad
pero agradezco al cielo por poder mirar y hacer
en el hecho de ver oler degustar oir y tocar.
Solamente en silencio quedan
mis ojos, mis manos, mi boca, mis oídos y mi nariz
cuando solo quedo yo
y la ausencia de palabras a veces también junto a ti
conmoviendo el extasis eterno de entender
porque la vida pasa y esta llena solo de momentos
que se escriben también sin letras
y solo basta respirar.
Huellas del silencio, exposición de fotomontajes sobre arte gótico se presenta como un ensayo hermenéutico artístico de Antropología visual que busca delatar el reflejo de la subcultura góth concluyendo en la demostración en la que el signo visual enfocaría la identidad del concepto a través del fondo y la forma y el equilibrio de las tensiones de las catarsis sensibles de los personajes que habitan esta posibilidad cultural.
Deambulando la dialéctica fundamental de lo claro y lo obscuro, de la vida y la muerte de lo natural y lo sobrenatural, de lo sagrado y lo profano, se va estableciendo una etnografía visual que atraviesa la modernidad para ubicarse en un presente postmoderno escenificado por nuevas maneras de ser y de estar en el mundo contemporáneo.
Las nuevas relaciones que se establecen a través de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC) conforman nuevos espacios, tiempos y lugares, que percibidos a través de la concepción de una nueva geografía o geografía de una nueva modernidad precipítan el encuentro con grupos culturales que claramente exhiben su sincronía con la era demostrando a través de su acción la irrupción en nuevos centros de comunicación y lugares de reunión mediados por principios que delatan la postmodernidad como la pluralidad, la multiculturalidad, la comunicación en masa y el vacío de las ideologías.De esta manera se viene también identificando un presente histórico en el que la postmodernidad explica ésta clase de fenómenos sociales, tales como la renuncia del sujeto a la parcialización de la individualidad universalizada en la formulación de su representación de acuerdo a la lógica moderna que compone el principio del Estado y la Nación, para cotejar otros campos de socialización como el retorno al clan y consecuentemente su necesidad de expresarse a través de su identificación grupal mediante pequeñas sociedades que no obedecen a ninguna ideología.
Estas maneras de hacer presencia pasan a través por ejemplo de nuevos espacios para los cuales ha sido necesario desde los recientes estudios culturales, dar lugar a nuevos conceptos como ciberespacio, cibercultura, cibersociedad, cibertexto, etc.
Estas maneras de hacer presencia pasan a través por ejemplo de nuevos espacios para los cuales ha sido necesario desde los recientes estudios culturales, dar lugar a nuevos conceptos como ciberespacio, cibercultura, cibersociedad, cibertexto, etc.
Es a través de “cibertextos” que se puede leer el “mapa” en esta relación geográfica que rompe fronteras, proporcionando sentidos a la relocalización de la sociedad que participa de la comunicación en masa de la que se habla desde la postmodernidad y confiere como conclusión de este acontecimiento, diversos “lugares” “sitios” y de esta manera, todo un nuevo orden epistémico ontológico y heurístico, consecuentemente perteneciente a la naturaleza del “origen” y “desde donde se es y se está”, propiciado más y en mayor medida por un principio cultural y de saber, antes que económico, como demostrando el fin de una era que parece estar dando paso a otra relación de comportamientos y actividades desde donde se concibe y experimenta la expresión de la realidad individual y social del universo habitado por el ser humano y que tiene su origen en pequeños centros reducidos de acción como habitaciones, cuartos, o estancias que relegan a un cubículo que solo precisa la presencia del hombre y su máquina, esa posible relación incluso de residencia y domicilio.
Así estos “espacios” interconectados que permanecen en una constante “vitalidad” por decirlo de alguna manera, pasan a ser ocupados por individuos o grupos sociales al interconectarse a través de la red, teniendo un sentido de expresión cultural específico desde donde se comunica se propone y se mantiene una relación directa, desvaneciendo fronteras, con cualquier otro ser humano que ocupa otro territorio “espacializado” e identificado en la geografía política tradicionalmente concebida, de cualquier parte del orden universal.
Acudiendo ahora a la obra de Paul Ricoeur en torno a la hermenéutica, la interpretación del texto podría establecer paralelos en estos mismos sentidos. La posibilidad de interactuar con un cyborg (Laptop, Computadora) o inteligencia artificial, daría lugar para ejemplificar una abstracción de esos mismos postulados teóricos que desarrollan sus contenidos epistemológicos: La experiencia de enfrentar los campos que se describen en torno a la imaginación, la ficción, la ideología y la utopía (principalmente orientados y descritos en su obra “Del texto a la acción[1]) se establecen como parte fundamental de ese quehacer hermenéutico focalizado en el orden de lo histórico, que permite una relación de semejanza a través de la cual el sujeto con su otro, en el viaje por el tiempo, adquiere una identidad propia y una posterior identificación y diferenciación en cualquier plano de su existencia.
Dice Ricoeur en uno de los apartes de su obra:
“La tarea de la hermenéutica es doble: reconstruir la dinámica interna del texto y restituir la capacidad de la obra de proyectarse al exterior mediante la representación de un mundo habitable.
Creo que a la primera tarea corresponden todos los análisis orientados a articular entre sí comprensión y explicación en el plano de lo que he llamado el sentido de la obra. Tanto en mis análisis del relato como en los de la metáfora, lucho en dos frentes: por una parte, rechazo el irracionalismo de la comprensión inmediata, concebida como una extensión al terreno de los textos de la intropatía mediante la cual un sujeto se introduce en una conciencia extraña en la situación del cara a cara íntimo. Esta extensión indebida alimenta la ilusión romántica de un vínculo inmediato de congenialidad entre las dos subjetividades presente en la obra, la del autor y la del lector. Pero rechazo con idéntica fuerza un racionalismo de la explicación que extendería al texto el análisis estructural de los sistemas de signos característicos no del discurso sino de la lengua. Esta extensión igualmente indebida engendra la ilusión positivista de una objetividad textual cerrada en si misma e independiente de la subjetividad del autor y del lector. A estas dos actitudes unilaterales, he opuesto la dialéctica de la comprensión y la explicación.
Entiendo por comprensión la capacidad de continuar en uno mismo la labor de estructuración del texto, y por explicación la operación de segundo grado incorporada en esta comprensión y que consiste en la actualización de los códigos subyacentes en esta labor de estructuración que el lector acompaña. Este combate en dos frentes contra una reducción de la comprensión a la intropatía y una reducción de la explicación a una combinación abstracta , me lleva a definir la interpretación mediante esta misma dialéctica de la comprensión y la explicación en el plano del sentido inmanente al texto. Esta manera específica de responder a la primera tarea de la hermenéutica tiene la gran ventaja, a mi juicio, de preservar el diálogo entra la filosofía y las ciencias humanas[2]”.
El lugar de la descripción etnográfica es un referente del ciberespacio, una página web que
coteja toda la interacción del investigador con los“cibertextos” que se encuentra en el “trabajo de campo” desde donde nunca se desplaza a otro lugar más allá de la pantalla y a través de la cual encuentra a ese otro pero que a su vez alcanza ese mismo lugar, valga la redundancia, ocupado por aquél en el momento en el que acude a su encuentro. Se propicia así un referente cultural que acciona o moviliza la intervención Antropológica y en sí de los estudios sociales y culturales contemporáneos, en la descripción de símbolos que habitan en el campo de la expresión auténtica del movimiento gótico en constante interacción con el mundo actual.A través del fotomontaje como una propuesta intencional del autor, un cibertexto se transforma en otro que en su carácter final, deconstruye al inicial, lo fragmenta o complementa y de alguna manera también lo explica, participando, también en este caso específicamente de la “alteración” y “recomposición” del objeto visual, la aplicación funcional de de un programa o software precisamente pensado y diseñado para esta clase de intervención como lo es entre otros Corel Photo Paint.
El resultado final que se describe en el campo del fotomontaje vendría siendo la catarsis interpretativa de esos sentidos iniciales y particulares contenidos en un texto y daría lugar de esta manera a la comprensión de los postulados de la hermenéutica dinamizada por la abstracción subjetiva de los cibertextos en la acción de la intención reflexiva e interpretativa para dar lugar a estos nuevos lenguajes desde la performatividad y la estética.
Es entonces como el dato etnográfico sale a la luz pero en el silencio de una abstracción subjetiva que incluye la pertinencia de formas de ver el mundo, imaginarios y horizontes mentales que juegan a ocupar escenas culturales en el mundo contemporáneo.
Queda entonces a juicio de ustedes ocupar a través de la observación de esta obra ese paisaje onírico que viaja a través del tiempo demostrando desde otro lugar en el espacio la abstracción performativa de la acción histórica en los avatares consecuentes a este tiempo, que establece otra discusión entre los mensajes de una modernidad contemplada desde la edad media y una postmodernidad o nueva modernidad que oscila en la demostración de la acción definitiva del hombre como forjador de pensamiento y transformación en el universo.
*LOS ESCRITOS SON RESPONSABILIDAD DE SUS AUTORES.
[1] RICOEUR, Paul, “Del texto a la acción”Fondo de cultura económica argentina S.A. (2000)
[2] Ibidem
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