LA EXQUISITA LITERATURA NARIÑENSE
CLAUDIO OBANDO |
Me aventuro a un paneo de una pléyade de paisanos cuyas gestas literarias en la historia reciente pueden servir de modelo a la simiente nariñés.
Empecemos--perdón por el desorden--con Alejandro Santander considerado el padre del periodismo; fundó el primer periódico literario.De estilo incandescente escribió siempre en favor de la clase trabajadora. Benjamín Herrera, distinguido asceta, Rector de la Universidad Nariño por veinte años,(lo que ya es mucho decir) irradiaba una dignidad rayana en la majestad.
Leopoldo López Alvarez con su caracterizado perfil humanista, de asombrosa erudición, investigador incansable murió demasiado joven. Es uno de esos hombres para quienes hasta morir se convierte en una manera de vivir, por la forma como supieron gastar la existencia. José Rafael Sañudo. Aunque es añorado por su obra ensayistica Estudios sobre la vida de Bolívar, en la que deja mal parado al ilustre caraqueño, se lo recuerda por la publicación de La Expiación de una madre, primera novela que se escribe y se publica en Pasto en 1894.
Luciano Herrera, docente, diplomático, poeta, historiador, jurisperito, parlamentario, orador académico, internacionalista. Sin respetar obstáculos con su perseverancia, se labró un memorable prestigio en el que se destacaba su fértil imaginación .
Manuel María Rodríguez, fundador del periódico El bien público, el mejor rotativo de Pasto del siglo XIX . Destila en sus escritos la riqueza extraordinaria del lenguaje.
Daniel Zarama, literato de prosa fluida, historiador y poeta. De él se dice que narraba y describía con propiedad desde el más azul de los idilios hasta las más roja de las tragedias.
Sergio Elías Ortiz fundó a velas desplegadas El boletín de estudios históricos de resonancia continental, abundante y variado en sus comparaciones y metáforas.
General Benjamín Guerrero con sus peculiares excelencias, además de cerebro coraje, defendió esta tierra con su pluma y con su espada.
Tomas Hidalgo. Vigoroso y original en la descripción. No obstante haber fallecido a los 28 años de edad, por sus méritos no tardó en rodear su nombre de una aureola de admiración.
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